El desarrollo profesional de los trabajadores ha dejado de ser una competencia exclusiva de las organizaciones. Cada vez más los departamentos de recursos humanos están fomentando la tendencia de que sean los propios empleados los que se hagan cargo de su itinerario formativo, apoyándose principalmente en el avance de nuevas propuestas educativas basadas en la tecnología.
Muchas empresas, especialmente las de mayor tamaño, ya están poniendo en marcha determinadas políticas para reeducar a sus plantillas en la autogestión de la formación, y que sean conscientes de que son ellos los que deben dar un paso al frente en ese sentido. Incluso, están habilitando espacios para que puedan desarrollar sus habilidades y talentos; así como estableciendo marcos de actuación que permitan ese autodesarrollo. Es importante, por tanto, que los departamentos implicados en el desarrollo de los empleados trabajen en una serie de guías con acciones, ideas y propuestas prácticas para que cualquier persona que quiera mejorar sus competencias sepa qué hacer y cómo hacerlo en cada caso. Estas propuestas pueden, asimismo, ser las herramientas básicas para que cualquier manager pueda orientar a sus colaboradores.
Ahora bien, el autodesarrollo implica algo más que unos documentos bien elaborados y unos managers comprometidos y dispuestos a apoyar y ayudar. Esta apuesta, para tener éxito, requiere la implicación también de los propios trabajadores, que han de contar con unas grandes dosis de convicción y motivación para seguir creciendo profesionalmente en su puesto. A esto se unen, además, otras cuatro actitudes o cualidades básicas:
Así pues, en la medida que los trabajadores se vayan responsabilizando de su aprendizaje, cada vez más se ajustarán a sus propias necesidades y horario. Y ahí la tecnología y la metodología empleada resultarán fundamentales. En este sentido, contar con unas plataformas tecnológicas modernas, innovadoras y, sobre todo, intuitivas, facilitará la vida a los empleados para que ellos mismos sean capaces de administrar sus progresos formativos donde y cuando quieran. El e-learning, el m-learning y el r-learning pueden cumplir esa tarea a la perfección.
Estamos hablando de herramientas parametrizables con características como administración de los progresos, posibilidad de interaccionar con tutores y otros alumnos, acceso a comunidades de expertos en la materia, opción de interactuar con otros colegas en las redes sociales, o con enlaces a vídeos y distintos material multimedia que ponga en práctica y dé valor a la formación. Se trata de un proceso de aprendizaje basado en distintas experiencias que se va produciendo, en muchos casos, de manera informal y en el propio puesto de trabajo.
Sin embargo, el hecho de que el propio empleado gestione su desarrollo profesional no implica que deba actuar de forma aislada. Como he mencionado antes, debe enmarcarse dentro de una estrategia general del área de Recursos Humanos que le aporte sentido. Y, por supuesto, tanto los responsables de este departamento como sus superiores deben poder acceder a los progresos de los trabajadores, no solo para ver si están cumpliendo las expectativas, sino también para orientarles en la medida en la que sea necesario.
En definitiva, nos encontramos ante otra tendencia imparable en la gestión de personas que se va extendiendo entre las organizaciones con el beneplácito tanto de los departamentos de Recursos Humanos, los directivos y los managers, como de los propios empleados.
Roberto González, Director de Ventas de Adecco Training
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