Estrés tolerable en el lugar de trabajo

12 minutos

Pequeñas cantidades de estrés a corto plazo pueden mejorar el rendimiento. Pero, ¿cuál es la diferencia entre el estrés tolerable y el estrés tóxico?

Existe un espacio significativo entre lo que es “demasiado” y  lo que “no es suficiente”. En el punto adecuado es donde el estrés puede hacernos excelentes.

Los psicólogos definen el estrés como un factor físico, químico o emocional que provoca tensión corporal o mental. En la cultura pop, el estrés se considera casi exclusivamente como un efecto secundario negativo pero inevitable. Sin embargo, los efectos del estrés no siempre son perjudiciales para la mente y el cuerpo. Una pequeña cantidad de presión a corto plazo es lo que llamamos “estrés tolerable”.

¿Qué es el estrés tolerable?

Hay una cierta cantidad de estrés que tiene un efecto positivo en el rendimiento. Una cantidad leve a moderada de estrés a corto plazo puede impulsar la motivación y darnos el empuje de energía necesario para hacer las cosas. La clave del estrés tolerable es que es a corto plazo. Esto significa que después de que el cuerpo recibe el impulso de adrenalina relacionado con el estrés, vuelve a la línea de base.

Un estudio reciente realizado por un grupo de investigadores descubrió que estas pequeñas cantidades de estrés tolerable en realidad tienen un efecto positivo en el rendimiento. Los corredores obtienen un impulso de energía para ganar la carrera. Los artistas se sienten “animados” por un próximo evento. Los entusiastas de los deportes extremos se emocionan lo suficiente como para salir del avión. ¿Y los trabajadores? Obtienen la motivación para completar una tarea urgente.

La ciencia del estrés

En pocas palabras, el estrés se manifiesta inicialmente como una respuesta de lucha o huida del cuerpo a un desencadenante. Al principio, el cuerpo recibe una descarga de epinefrina (adrenalina) que hace que el corazón lata más rápido, la respiración se acelere y los músculos se tensen. Cualquiera que haya estado en una competición, haya invitado a salir a alguien o haya participado en deportes extremos sabe que un poco de adrenalina no es inherentemente malo.

El problema ocurre cuando estamos expuestos a estrés crónico o repetido. Con el tiempo, nuestra respuesta básica a ese estrés aumenta. Nuestros cerebros y cuerpos se acostumbran tanto a un estado de activación que eventualmente, incluso cuando desaparece un factor estresante, no volvemos a los niveles básicos y sufrimos los efectos de la sobrecarga alostática, o la carga acumulada del estrés crónico y los eventos de la vida.

¿Existe un buen estrés organizacional?

La relación entre el estrés y el rendimiento es como la clásica curva de campana: cuando este estrés se vuelve frecuente o crónico, pasa de tolerable (y a veces motivador) a tóxico. En términos de aprendizaje y crecimiento, se denomina “zona de desarrollo próximo”, el principio de Ricitos de Oro de la cantidad justa de estrés y estiramiento para promover el aprendizaje. El punto “perfecto” es relativo, dependiendo de la habilidad y la experiencia. Aquellos que se estiran demasiado y demasiado rápido lo encontrarán contraproducente.

La buena noticia es que el estrés no tiene que ser inherentemente negativo. La mala noticia es que los niveles de estrés de muchos trabajadores han superado el punto de optimización. 

Formas del estrés organizacional

Los plazos competitivos de diferentes partes interesadas pueden hacernos sentir que estamos en una batalla perdida. Los recursos insuficientes pueden hacernos sentir acorralados en una esquina de decisiones difíciles que a veces pueden poner en juego el sustento de las personas (como despidos, recortes salariales, reestructuración, consolidación, fusiones y adquisiciones). La falta de apoyo de compañeros y superiores puede hacer que el lugar de trabajo se sienta increíblemente aislado.

El estrés en el lugar de trabajo afecta nuestra vida diaria de múltiples maneras, desde el ausentismo, la pérdida de productividad y la rotación de empleados hasta el aumento de los gastos de atención médica, seguros, procedimientos legales y de discapacidad. Los costes son astronómicos. Solo en los Estados Unidos, los efectos del estrés en el lugar de trabajo pueden representar el 8% del gasto nacional en atención médica, con cifras reales cercanas a los $300 mil millones y en aumento.

¿Tus niveles de estrés se han vuelto tóxicos?

La sobrecarga alostática, o estrés tóxico, ocurre cuando el estrés se vuelve demasiado exigente para nuestros cuerpos, lo que lleva a uno o más de los siguientes síntomas dentro de los 6 meses posteriores a un factor estresante inicial:

  • Insomnio
  • Falta de energía
  • Mareo
  • Ansiedad generalizada
  • Irritabilidad
  • Tristeza
  • Desmoralización
  • Incapacidad para funcionar en entornos sociales o laborales
  • Agotamiento por las obligaciones de la vida cotidiana

Estrategias para disminuir el estrés tóxico en el lugar de trabajo

Las organizaciones deben aspirar a crear una cultura de autenticidad y apertura. Los entornos que fomentan la apertura emocional y crean un espacio para la conexión darán como resultado empleados más emocionalmente conscientes y disponibles.

Hay cinco dominios de la experiencia social que, cuando se ven amenazados, a menudo se registran en nuestro cerebro como peligro físico. Tendemos a procesar la seguridad social como un asunto de vida o muerte porque es probable que recordemos la experiencia del dolor social una y otra vez. 

Por el contrario, la experiencia del dolor físico tiende a disiparse con el tiempo. Por lo tanto, incluso los casos individuales de estado amenazado, certeza, autonomía, relación y equidad pueden aumentar la carga alostática. 

Aquí hay algunas formas en que los líderes y las organizaciones pueden reducir la sobrecarga alostática para cada uno de estos cinco dominios de la experiencia social:

  1. Estatus: cómo percibimos nuestra posición social en relación con los demás. Las percepciones de estatus pueden al brindarles a los empleados oportunidades para crecer y desarrollarse, así como al ofrecer comentarios positivos y reconocimiento público.
  2. Certeza: la capacidad de predecir eventos y resultados futuros. La incertidumbre se puede reducir mediante la creación de planes de negocios, organigramas y estrategias que definan claramente las expectativas.
  3. Autonomía: percepciones de control sobre nosotros mismos y sobre los demás. Los indicadores sutiles de autonomía, como proporcionar una selección de opciones, pueden contribuir en gran medida a aumentarla.
  4. Parentesco: el sentido de seguridad o pertenencia con un grupo social en particular. Las percepciones de relación se pueden aumentar incorporando tiempo de vinculación y socialización en la vida laboral y apoyando una cultura que permita a las personas ser abiertas al compartir detalles personales sobre sí mismas.
  5. Transparencia: percepciones de que los intercambios entre individuos se llevan a cabo de manera justa. El aumento de la transparencia en torno a la toma de decisiones y el establecimiento de pautas claras son procesos y prácticas que respaldan las percepciones de equidad.

Dónde se sitúa el estrés tolerable en el lugar de trabajo

Alcanzar el punto óptimo del estrés, lo suficiente, pero no demasiado, no es una tarea sencilla. La investigación muestra que encontrar el equilibrio adecuado es probablemente tanto específico para la persona como para la tarea. Algunas personas pueden desempeñarse mejor bajo estrés que otras. Algunas personas pueden llegar a la cima de la curva de “estrés óptimo” antes que otras.

El nivel de habilidad y la complejidad de la tarea también son factores importantes que pueden afectar el desempeño bajo estrés. Si algo es nuevo para nosotros, puede proporcionar suficiente desafío sin factores estresantes externos adicionales. Pero si llevamos un tiempo realizando una tarea, puede volverse monótona y rutinaria; algún estrés externo puede proporcionar la motivación que despierte nuestro interés nuevamente y mantenga la motivación.

Navegando hacia el punto óptimo de estrés tolerable

Si el estrés pudiera hablar por sí mismo, podría argumentar que ha sido víctima de difamación. Argumentaría que la cantidad correcta de estrés nos desafía a ser mejores.

El estrés tiene mala reputación, por muchas razones. La ley de Yerkes-Dodson, nuestra biología y nuestras propias experiencias nos muestran que hay un punto de inflexión. Hay un espacio entre “demasiado” y “no suficiente” donde el estrés puede hacernos excelentes. Entre las presiones de nuestro trabajo, el mundo y nuestras relaciones, hemos superado ese punto y perdido de vista el equilibrio, lo que tiene graves consecuencias para nuestra salud física y mental.

Pero hay buenas noticias: podemos combatir el estrés tóxico a través de estrategias pequeñas y alcanzables. Una práctica tan simple como hacer espacio para la conexión puede contribuir en gran medida a reducir la carga alostática, mejorando nuestro bienestar físico y mental. Solo cuando encontremos el camino de regreso a ese punto dulce de estrés, veremos que nuestro desempeño mejora.

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