La recuperación post-Covid está suponiendo una transformación en el mundo del empleo. El futuro estará marcado por la flexibilidad y el trabajo híbrido. A medida que los entornos ágiles y la importancia del trabajo basado en el conocimiento aumenten, la correlación entre productividad y horas de trabajo dejará de estar vigente. El nuevo marco de relaciones laborales deberá garantizar la inclusión y el desarrollo del talento, así como aquellos mecanismos de flexibilidad que garanticen la productividad y competitividad de las organizaciones.
En este escenario, la pandemia no ha paralizado la transformación tecnológica iniciada, y el mundo del trabajo ya se está preparando para estos cambios. Y nada será parecido al teletrabajo durante el confinamiento, ni a las llegadas escalonadas a la oficina, ni a los turnos para el comedor de empresa, ni a los smartphones sobrecargados de mails, whatsapps o videoconferencias con compañeros. La magnitud de la disrupción que se espera con la adopción de la tecnología 5G no es de ninguna manera comparable a las soluciones temporales introducidas durante la emergencia del Covid-19.
Con el desarrollo de las nuevas infraestructuras digitales, los cambios serán de gran calado, impactando nuestros comportamientos y presagiando un nuevo modelo de relaciones laborales.
Algunas de estas innovaciones ya son comunes y están impulsando la transformación digital: la banda ancha, la computación en la nube, las infraestructuras móviles y similares son parte de un proceso que está revolucionando todos los aspectos de nuestra vida laboral.
La digitalización creciente no sólo desmontará la burocracia basada en el papel, también agilizará la relación entre lo público y lo privado, y entre las empresas y la Administración. En lo que respecta a la productividad, en el contexto de la Industria 4.0 y las fábricas inteligentes, la automatización y el internet de las cosas (IoT) se convertirán en un estándar que requerirá nuevas habilidades, nuevos empleos, y nuevos profesionales que difícilmente pueden encasillarse en el modelo binario de blue o white collars.
Todo esto ocurrirá dentro de redes digitales integradas donde las plataformas en línea mediarán las relaciones entre los distintos actores en tiempo real y casi sin latencia. Hablamos de velocidades que multiplican por más de treinta a las mejores prestaciones de ahora y de tiempos de respuesta de algo menos de un milisegundo…
Estamos ante un nuevo modelo de productividad y eficiencia donde el lugar de trabajo y las tareas realizadas no necesariamente coincidirán, gracias al trabajo inteligente y los sistemas de conexión remota. Solo hay que imaginarse llamadas holográficas a través de cascos de realidad virtual o aumentada que permiten a las personas reunirse en espacios virtuales (como ferias, ruedas de prensa y reuniones corporativas) habitados por avatares.
Sin embargo, estas enormes capacidades casi de ciencia ficción no están exentas de riesgos. A medida que las infraestructuras digitales se conviertan en facilitadores de la innovación, la ciberseguridad tendrá que salvaguardar nuestras comunicaciones, compras, juegos y, por supuesto, nuestro trabajo.
También hay voces que alertan sobre la necesidad de dar certeza y seguridad sobre cómo esta tecnología será gestionada desde la óptica de la salud laboral: la señal 5G sigue siendo una radiación no ionizante pero las redes 5G requerirán el despliegue de una mayor red de antenas para transportar las señales, y por ahora, los expertos no parecen estar de acuerdo sobre su consideración como riesgo.
Pero en la era post-Covid las redes 5G permitirán la interconexión de múltiples wearables a las personas trabajadoras para el control de los procesos de trabajo y los sistemas de prevención y protección, todo ello en tiempo real. Asistiremos a una prevención dinámica y personalizada, a una salud laboral cuasi predictiva que nos permita reducir accidentes y enfermedades en los lugares de trabajo.
Sin embargo, los cambios introducidos por la tecnología 5G van mucho más allá de la tecnología. También habrá repercusiones en las relaciones laborales. Dado que 5G permite un nuevo modelo para la producción de bienes y servicios y una nueva relación entre trabajadores y empleadores, se necesitarán trabajadores con la capacidad de gestionar esa complejidad. Teniendo esto en cuenta, los futuros contratos de trabajo ya deberían incluir clausulados para la capacitación que garantice que las personas trabajadoras tengan las habilidades y conocimientos necesarios.
Para finalizar, no podemos obviar los aspectos de protección de datos que la implantación de la tecnología 5G traerá a las Relaciones Laborales: superada la implantación del GDPR y la nueva Ley Orgánica de Protección de Datos y Garantía de Derechos Digitales, parece necesario adaptar la normativa para establecer garantías adecuadas al tratamiento de la nueva información de tráfico y, sobre todo, en relación con su conservación.
Javier Blasco de Luna
Director, The Adecco Group Institute
SUSCRÍBETE
SUSCRÍBETE