The Adecco Groups Institute, junto al Instituto de Estrategia Legal en RRHH Cuatrecasas, presentan hoy el XI Observatorio trimestral del mercado de trabajo.
Asistimos a un final de año con una revisión de las previsiones de crecimiento económico para 2024 del 3%, siendo consumo y gasto público, junto con las exportaciones, sobre todo vinculadas al turismo exterior, el principal basamento de esta evolución, si bien continúan preocupando variables como el declive de la inversión y la productividad, el estancamiento de la industria, la escasez de talento cualificado, la inseguridad jurídica, el incremento de los costes laborales o el sonrojante desempleo.
Los trabajadores extranjeros continúan siendo el motor de la creación de empleo en nuestro país, ocupando 211000 de los 515000 puestos de trabajo en el último año. El recién aprobado reglamento de extranjería pretende que por la vía de arraigo se incorporen más de 900.000 personas trabajadoras inmigrantes en los próximos 3 años.
Y sigue la tensión en el mercado de trabajo: aunque hemos reducido la job vacancy rate de 2023, más que duplicamos aún la de 2014, pero casi con la mitad de paro que entonces, lo que pone en evidencia que tenemos un problema, permanente en el tiempo, y muy distinto -la combinación simultánea de altos niveles de paro y escasez de candidatos- al de la falta de talento en el resto de la Unión Europea. No obstante, los agentes sociales demandan que los datos de empleo reflejen la verdadera situación del mercado laboral como única forma que permita el desarrollo de políticas efectivas que reduzcan el insoportable paro y ayuden a las personas trabajadoras a construir carreras profesionales más resilientes y sostenibles ante el reto digital. Las cifras de desempleo siguen mostrando una especial incidencia en los más jóvenes y los seniors, colectivo donde la salida del mercado de trabajo cada vez más muestra un camino sin retorno de difícil solución si no se abordan medidas legislativas similares a las llevadas a cabo para otros colectivos desfavorecidos o con altos niveles de desempleo de larga duración. Según los datos del sindicato USO, con los datos del mes de octubre, 3.843.718 personas formarían parte del colectivo de parados efectivos.
Por otro lado, y volviendo sobre los efectos de la reforma laboral, aunque parece atenuarse la dualidad entre empleos indefinidos y temporales, el papel de las agencias de empleo no sólo parece seguir incrementando la empleabilidad de temporales y fijos discontinuos, sino que un reciente estudio publicado por el Banco de España plantea que medidas legislativas drásticas en materia de contratación deben tener en cuenta la heterogeneidad de las empresas españolas, advirtiendo que las medidas que se limiten a reducir la temporalidad puede ser contraproducentes, lastrar el PIB y el bienestar, al aumentar los flujos hacia el desempleo.
En los últimos tiempos vivimos un fuerte repunte de la intervención administrativa y regulatoria en el mundo de las relaciones laborales. Asistimos a un continuo ir y venir de iniciativas legislativas que en muchas ocasiones ni cuentan con el deseado diálogo social, ni siempre responden a las necesidades reales del mercado de trabajo, a los retos y tendencias del mundo del empleo y de nuestro modelo productivo en general. La mitad de las empresas ve la inseguridad jurídica la principal amenaza para la economía, y aunque los empresarios han aprendido a navegar en aguas turbulentas y de incertidumbre regulatoria, la economía global y la competencia de otros mercados puedo asfixiar el potencial de crecimiento de nuestras empresas-Una de estas inseguridades tiene que ver con el tiempo de trabajo y la regulación, siendo aquel un elemento esencial del contrato de trabajo que exige transparencia y previsibilidad, y que, rotas las negociaciones y el pacto social sobre la reducción de jornada, vuelve la amenaza de una nueva modificación de la norma que merme la productividad y la competitividad de nuestras empresas, reduciendo además el atractivo para las inversiones.
En este informe se abordan a su vez dos temas clave para el futuro del mercado laboral: por un lado, el impacto del envejecimiento de la población y la necesidad de retener el talento sénior en un contexto marcado por prejubilaciones crecientes y el reto de garantizar la sostenibilidad del sistema de Seguridad Social; por otro lado, los desafíos y oportunidades que plantea la transformación digital y la transición hacia un modelo laboral sostenible, donde la formación, la inteligencia artificial y el empleo verde serán elementos centrales para impulsar la productividad, la competitividad y la inclusión.
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