El término “mano de obra líquida” apareció por primera vez en un informe de Accenture de 2016, donde se identificó como una de las cinco tendencias, inspiradas en el principio de que las personas son primero.
Se refiere a trabajadores especializados que aportan sus habilidades de manera temporal para ayudar a las empresas a superar desafíos de diferente tipo. Los empleados “líquidos” incluyen autónomos, contratistas, consultores y cualquier otro trabajador temporal.
En otras palabras, la fuerza laboral obra líquida se refiere a empleados flexibles, móviles, capaces de autogestionarse y que pueden ser contratados desde cualquier parte del mundo, lo que fue posible gracias al desarrollo tecnológico:
Más recientemente, la fuerza laboral líquida se describió como un nuevo tipo de trabajadores altamente calificados que pueden incorporarse y separarse “estacionalmente” con facilidad según las necesidades estratégicas y operativas contingentes.
Si bien el modelo de negocio tradicional supone que todos los empleados deben trabajar en el mismo espacio físico, la presencia de una fuerza laboral líquida permite a las empresas emplear personas talentosas y capacitadas según la demanda, según las necesidades actuales de la empresa e independientemente de su ubicación física.
Este nuevo enfoque tiene beneficios tanto para los empleadores como para los empleados:
- Los empleados tienen la oportunidad de encontrar un trabajo que no está disponible en su ubicación y desarrollar un horario de trabajo flexible, manteniendo un equilibrio saludable entre el trabajo y la vida personal.
- Los empleadores obtienen acceso a las habilidades y conocimientos necesarios para completar un proyecto específico, sin tener que contratar a una persona de forma permanente, reduciendo así los costes.
Por supuesto, la idea del trabajo autónomo no era nueva. Sin embargo, ha evolucionado, reflejando el cambio de mentalidad y actitud hacia el trabajo. Al principio, trabajar por cuenta propia no se consideraba una carrera, sino más bien una fuente adicional de ingresos, algo que se hacía entre los trabajos reales. Sin embargo, a lo largo de la última década, el número de trabajadores independientes comenzó a crecer y el concepto de trabajo independiente cambió drásticamente:
Los millennials estaban liderando la carga. Para ellos, no se trataba de trabajo, sino de estilo de vida. Anhelan la libertad de hacer lo que aman, la flexibilidad de cómo y cuándo trabajar y la confianza que se obtiene al ser su propio jefe.