Muchos de nosotros usamos “eficiencia” y “productividad” indistintamente. ¿Pero sabías que, si bien los dos van de la mano, son conceptos completamente diferentes? La productividad se refiere a la cantidad de trabajo que puedes completar en un período de tiempo específico. La eficiencia, en cambio, se centra en lograr la misma cantidad de trabajo con menos recursos. Entonces, mientras la productividad se centra en la cantidad, la eficiencia se centra en medir la calidad.
Al aumentar la productividad, es posible completar más proyectos en el mismo período de tiempo. Impulsar la eficiencia significa utilizar menos recursos para realizar la misma cantidad de trabajo. Por ejemplo, imagina que tienes dos gerentes haciendo llamadas en frío. En una hora, uno de ellos hace 40 llamadas mientras que el otro hace 20. En este caso, el primero es más productiva. Ahora imagina que les das a ambos gerentes una lista de 50 números de teléfono. El segundo completa su lista en 30 minutos, mientras que el primero completa la suya en 45 minutos. En estas circunstancias, el segundo es más eficiente porque finaliza la misma cantidad de llamadas en menos tiempo.
¿Cómo utilizar estos conceptos para lograr los mejores resultados en el trabajo? La respuesta es equilibrar ambos con éxito. Repasemos cinco métodos valiosos que te ayudarán a aumentar la eficiencia y la productividad en el lugar de trabajo.
Implementar bloqueo de tiempo
Si no controlas tu horario, él te controlará a ti. Por eso es tan importante adoptar conceptos de gestión del tiempo como el bloqueo del tiempo. El bloqueo de tiempo se refiere a dividir el día en bloques de tiempo, cada uno de los cuales se dedica a una tarea diferente. Por ejemplo, podrías tener un bloque para revisar el correo electrónico, otro para trabajar en una propuesta de un cliente y otro para una serie de reuniones. De esta manera, tu agenda está planificada con anticipación, por lo que no necesitas decidir en qué concentrarte.
Gestionar tu energía
Además de gestionar el tiempo, productividad y eficiencia depende de la forma de regular tu energía, es fundamental. ¿Alguna vez te has encontrado comenzando fuerte por la mañana y luchando por mantenerte despierto por la tarde? Si sabes cuándo son tus picos y valles de energía a lo largo del día, puedes planificar en consecuencia. Utiliza el momento en que estés más alerta para concentrarte en proyectos complejos. Luego, aprovecha los momentos de poca energía para abordar tareas más simples y aburridas, como limpiar tu bandeja de entrada.
Eliminar distracciones
Las distracciones en el lugar de trabajo provocan mala productividad y pérdidas financieras. Una encuesta realizada por Economist Impact, patrocinada por Dropbox, reveló que a nivel mundial, los gerentes luchan por mantener la concentración, con 683 horas perdidas por distracciones al año. Solo en Estados Unidos, cada año se pierde la friolera de 468 mil millones de dólares debido a distracciones. Pero no son sólo las distracciones las culpables. Una vez que tu atención se descarrila, se necesitan aproximadamente 23 minutos y 15 segundos para volver a la normalidad, según un estudio de la Universidad de California en Irvine. Entonces, si estás trabajando en un proyecto que requiere concentración, elimina cualquier distracción tecnológica. Eso significa cerrar tu correo electrónico, Slack y tu navegador web y silenciar cualquier otra notificación que pueda desviar tu atención.
Adoptar la tarea única
Vivimos en un mundo acelerado donde la multitarea es demasiado común. Sin embargo, el cerebro humano no está diseñado para centrarse en más de una tarea compleja a la vez. Cuando alternas entre proyectos, pierdes concentración, tiempo e impulso. En lugar de hacer malabarismos con múltiples demandas, concéntrate en una tarea a la vez para hacer más cosas y sentirte menos estresado. La tarea única también aumenta la creatividad para que puedas generar un trabajo de alta calidad.
Dejar ir la perfección
El perfeccionismo, si bien se asocia con una sólida ética de trabajo, puede llevar mucho tiempo y ser contraproducente. Debido a que la perfección es una meta inalcanzable, genera estrés y ansiedad. Alternativamente, practica mirar el panorama general y establecer metas realistas. Una vez que alcances un objetivo, por pequeño que sea, recompénsate. En última instancia, no se trata de bajar los estándares, sino de centrarse en el progreso frente a la perfección.
Si bien productividad y eficiencia no son sinónimos, son interdependientes. Al aprender a aprovechar estas estrategias, podrás equilibrar ambas con éxito, obtener resultados consistentes y trabajar de manera más inteligente en lugar de más duro.