Pues bien, al margen de la aplicación estricta en el marco legalmente previsto del efectivo ejercicio de derechos laborales de las personas con discapacidad (artículos 35 y siguientes LGDPD), la accesibilidad y el diseño universal pueden ser ideas fuerza para diseñar puestos, funciones y tareas, procedimientos de trabajo, programas formativos en todas sus manifestaciones, protocolos (relativos a derechos digitales, trabajo a distancia, conciliación de la vida personal, familiar y laboral, prevención de violencia y acoso en el trabajo, por señalar los más evidentes) accesibles, y por ende, diversos.
O dicho de otro modo, cabe reformular como objetivo empresarial plausible que los “entornos, procesos, bienes, productos y servicios, así como los objetos, instrumentos, herramientas y dispositivos “ puedan ser “comprensibles, utilizables y practicables por todas las personas en condiciones de seguridad y comodidad y de la forma más autónoma y natural posible.”(art 2k) LGDPD) no solo respecto de las personas trabajadoras con discapacidad, sino de cualquier otro sujeto empleado que, como consecuencia, por ejemplo, de su edad, su nivel formativo, o su origen migratorio (y ligado a él, su nivel de competencias lingüísticas), pueda presentar dificultades de inserción y/o adaptativas en un determinado grupo o departamento del ecosistema empresarial; en que sean precisos determinados estándares cognitivos, a los que no siempre responde una plantilla muy heterogénea.
En paralelo, ese objetivo precisaría un esfuerzo por diseños universales, que se conciban o proyecten “desde el origen, y siempre que ello sea posible, entornos, procesos, bienes, productos, servicios, objetos, instrumentos, programas, dispositivos o herramientas, de tal forma que puedan ser utilizados por todas las personas, en la mayor extensión posible, sin necesidad de adaptación ni diseño especializado”( art 2 l) LGDPD). Y en este punto, el recurso a la configuración de reglas, instrucciones, patrones mediante mecanismos de lenguaje fácil, pictogramas o infografías, son un ejemplo preciso de implementación de los principios más abstractos.
La operatividad de la accesibilidad y el diseño universal, pueden ser especialmente evidente en los procesos de contratación inicial y de inserción en la estructura corporativa. Pero también en todas las transiciones que se pueden operar en el entorno empresarial. Y en la transición digital, puede ser especialmente relevante. En efecto, las brechas digitales podrían resolverse -o minimizar sus efectos, al menos- haciendo accesibles las nuevas aplicaciones o las instrucciones y fórmulas de trabajo vinculadas, por concretar algún ámbito de acción.