El cambio a la oficina en casa o al trabajo remoto es uno de los efectos duraderos de la pandemia. Pero ¿cómo nos aseguramos de que funcione para todos? ¿Y qué han puesto en marcha los países para acompañar esta transición? En Adecco hemos publicado un nuevo informe técnico, “Cómo hacer que el trabajo a distancia funcione para todos”, donde se describen algunos de los desafíos relacionados con la implementación del telerabajo y comparamos la legislación vigente en 16 países.
Al menos, eso es lo que sugieren numerosas investigaciones. Cuando The Adecco Group ha encuestado a 8.000 trabajadores de oficina, gerentes y ejecutivos en 8 países, incluida España, los resultados han sido sorprendentes: al 74% de los trabajadores les gustaría una combinación de trabajo en la oficina y a distancia en el futuro y al 79% de los managers creen que las empresas se beneficiarán al permitir una mayor flexibilidad.
Sin embargo, implementar modelos de trabajo híbrido y de trabajo remoto no está exento de desafíos. Partiendo del riesgo de que se incrementen las desigualdades, la cuestionada caída de la productividad y las incertidumbres en torno a los costes… la transición hacia modelos de trabajo híbridos no será una historia de éxito si no va acompañada de las políticas adecuadas.
Algunos países han sido ya pioneros y han establecido un marco legislativo en torno al trabajo a distancia. El Libro Blanco del Grupo Adecco “Cómo hacer que el trabajo a distancia funcione para todos” ofrece una descripción general comparativa del estado de la legislación en torno al trabajo a distancia en 16 países y describe un conjunto de recomendaciones para que los empleadores y los gobiernos tomen medidas para implementar políticas con éxito.
La implementación a largo plazo tanto del trabajo a distancia como de los tipos de trabajo flexibles en una realidad post pandémica no está exenta de desafíos, tanto desde el punto de vista organizativo como desde el punto de vista del marco regulador.
Algunos de los principales desafíos incluyen:
Es cierto que el trabajo a distancia ya está parcialmente regulado a nivel internacional a través de los Convenios de la OIT (Organización Internacional del Trabajo) y las Directivas de la UE. Algunos países también han regulado el trabajo remoto. En el informe del Grupo Adecco, analizamos este entorno regulatorio en 16 países diferentes y ofrecemos una descripción general comparativa.
En casi todos los países que examinamos, el acuerdo de trabajo a distancia debe provenir de un acuerdo mutuo entre el empleador y los empleados. Es decir, debe ser voluntario. La mayoría de las veces, este acuerdo debe formalizarse por escrito. Además, seis países otorgan a los empleados el derecho a solicitar al empleador el teletrabajo, y el empleador tiene el deber de analizar la propuesta y dar una respuesta justificada dentro de un período de tiempo específico. Además, tres gobiernos, Austria, Irlanda y los Países Bajos han implementado incentivos fiscales y subsidios para acompañar la transición hacia un modelo de trabajo híbrido para promover la adopción del trabajo a distancia.
Para garantizar que el trabajo remoto se implemente de manera inclusiva, sostenible y segura, es necesario que los gobiernos y los empleadores tomen medidas.
El trabajo remoto podría ser un punto de inflexión en el mundo del empleo. Con las políticas adecuadas, su implementación a largo plazo impulsará la productividad, fomentará un mejor equilibrio entre el trabajo y la vida personal y abordará el reto de la escasez de talento. Es fundamental acompañar la transición para que sea inclusiva, justa y rentable. El Grupo Adecco se compromete a hacer que el futuro funcione para todos, de forma remota o no, y como tal, instamos a los interlocutores sociales a involucrarse en este apasionante objetivo.
Javier Blasco de Luna
Director, The Adecco Group Institute
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