Está claro que estamos viviendo una situación sin precedentes, que está afectando a todas las esferas de nuestras vidas: la familiar, la profesional y dejarme que también ponga nuestra vida interior. Este Covid-19 ha tambaleado los cimientos de nuestra realidad y nos enfrenta hoy más que nunca con nosotros mismos y nuestro entorno, ante una incertidumbre sin una referencia cercana que nos ayude a visualizar el camino.
Antes de seguir, creo que debemos conocer el significado de la palabra liderar, porque arroja un peculiar interés ahora. Si por liderar entendemos, según la RAE, dirigir o estar a la cabeza de un grupo, de un partido político, de una competición, etc.”, fácilmente podemos darnos cuenta de que ese grupo tiene una finalidad o un objetivo. Pero ¿y si el objetivo es incierto, hacia dónde podemos dirigir nuestras acciones? ¿Cómo ir liderando en la incertidumbre?
Es por todo ello que creo que la respuesta no puede limitarnos, sino que tiene que ser holística y nos tiene que permitir encontrar un veredicto donde no nos hagamos trampas al solitario justificándonos a nosotros mismos. Como en casi todo, es desde la honestidad y el compromiso, con nosotros y con los demás, donde encontraremos aquellas contestaciones que nos permitan avanzar, a pesar de la tiniebla que parece arrojar el camino. Pero ¿qué dimensiones del liderazgo parece que definen el reto del momento? Creo que esta coyuntura trasluce la verdadera naturaleza del liderazgo en todos sus vértices. ¿De qué dimensiones hablo?:
Liderarnos a nosotros mismos, o lo que es lo mismo, el reto de gestionar nuestras emociones y encontrar un propósito. Si queremos empezar por el principio deberíamos darnos cuenta en primer lugar de como estamos nosotros. Es decir, qué emociones te está generando todo esto que está ocurriendo.
¿Tienes miedo a quedarte sin trabajo? ¿O que tú o un ser querido pueda morir a causa de la enfermedad? ¿Miedo a qué pasará después o miedo a la soledad? Quién sabe… el miedo es libre y cada uno de nosotros interpretamos las noticias y lo que está pasando en función de nuestras circunstancias y creencias, lo que nos puede llevar a experimentar rabia, tristeza, ira o también alegría.
¿Y por qué no? La rabia nos recuerda la crueldad de la vida en algunas circunstancias, y solo a través de su trasformación en acciones positivas puede ser vencida. El odio nos envenena a nosotros mismos, la tristeza nos consume y nos lleva a la parálisis y los pensamientos negativos, pero la alegría nos hace fijarnos y sentir los aspectos positivos, nos lleva a la solidaridad y provoca energía buena en cadena.
Las emociones que nos embargan son varias y diversas, pero nos ofrecen un marco inmejorable para reconectar con nuestro propósito en la vida, venciendo el poder del miedo. Soy de las que opino que el mayor opio de la sociedad no es la religión, sino el miedo. Es cuando perdemos la esperanza y las circunstancias se apoderan de nuestras vidas, y este es nuestro primer caballo de batalla.
Debemos reconocer qué emociones nos invaden para poder hacerles frente y ponerlas en su sitio justo. La vida es como una moneda, tiene dos caras y de nosotros depende qué cara queremos ver… si tu día a día esté frente a las noticias, el desconsuelo te invadirá sin remedio. Pero ¿y si en vez de darle ese poder a los medios buscamos la forma de compartir alegría? Esta es una época preciosa para preguntarnos ¿qué espero de mí mismo después de esta cuarentena?
Cada uno habrá tenido su realidad, pero creo que para todos ha sido un desafío sacar lo mejor o peor de nosotros mismos. Si algo he aprendido de esta situación es que no me ha hecho cambiar, pero sí me ha enfrentado conmigo misma, enfatizando mis virtudes y mis defectos. Ha sido un gran espejo de aquello que soy, sin más, y una maravillosa escuela para saber qué es lo que quiero ser.
Así que en esta primera fase, y para irnos auto liderando nuestros yo, es importante en estos momentos:
Una vez reconocido y aceptado la importancia de empezar por uno mismo, llega el siguiente reto: cómo liderar a los demás. Es decir, el liderazgo de nuestros equipos cuando ellos mismos pueden que tengan miedo o que estén en casa trabajando todo el día por primera vez y además con la responsabilidad de cuidar de sus familias. Es por ello por lo que, en mi opinión, debemos tratar diferentes aspectos para poder entender que es lo que podemos hacer:
La receta es sencilla. Escucha, entiende, se flexible y ayúdales a buscar soluciones a un entorno en el que se hace más difícil que nunca trabajar, pero a la vez mas necesario si queremos dar continuidad a nuestras empresas. Así que, si tienes empleados trabajando en remoto y puedes, llámales cada día y pregúntales como están. Fácil ¿verdad?
Crea espacios para aprender, apoyar y compartir. Este es un escenario que nos da muchas alternativas, desde sesiones grupales para compartir retos y dificultades, coaching online, etc.
Debes asegurarte de que todos tus empleados tengan acceso a la información necesaria para desempeñar su trabajo. Y lo que resulta aún más importante, que son capaces de localizarla y saben cómo utilizarla.
No te olvides que no tenemos respuesta para todo, pero para ir liderando en tiempos de crisis, hay que dar soluciones de manera urgente e inmediata en la medida de lo posible. Por tanto, hay que arriesgar y poner sentido común a los problemas que van surgiendo en el día a día.
Es hora de crear equipos que se centren en cuáles son las respuestas que necesitan nuestros clientes en estos días. Incluyendo el tipo de apoyo que es necesario para fidelizarlos.
Está claro que si algo estamos aprendiendo es que no podemos controlarlo todo. Sin embargo, si queremos liderar en medio de la incertidumbre, resulta imprescindible que las personas tengan objetivos, tareas concretas asociadas al objetivo y criterios de medición sobre los resultados.
No todo el mundo podrá gestionar este momento de igual manera. Habrá que estar allí para ayudarles a salir fortalecidos en los malos momentos.
Que nadie te distraiga ahora, hay dos grandes prioridades. La primera es sostener a tus equipos de forma productiva y comprometida. La segunda consiste en el cuidado de tus clientes.
No hay que ser financiero para entender que los dos ejes de un negocio son las ventas y los gastos. Mira qué puedes hacer para tener los gastos bajo control hasta que se recuperen los beneficios.
Es tiempo de solidaridad, no de héroes. Todos podemos contribuir más, desde trabajando más hasta renunciando voluntariamente a nuestras vacaciones. Cada persona tiene su situación, pero todos podemos buscar la forma de arrimar el hombro.
Todo lo que empieza termina y esto también pasará. ¿Estás preparado para la vuelta? ¿Tienen un plan sanitario? ¿Tienes un plan de ataque para reemprender con más fuerza y energía que nunca?
Tras valorar cómo liderar a equipos que están trabajando en remoto, nos vamos al tercer vértice del liderazgo que tiene que ver con el entorno. Creo que esta es una de nuestras mayores dificultades. Estamos acostumbrados a vislumbrar objetivos o escenario conocidos. Nos hemos adaptado a pensar que podemos controlar lo que pasa a nuestro alrededor para crear uno u otro resultado. Pero ¿cómo liderar cuando no sabemos qué va a pasar después, cuando no sabemos cuál va a ser el impacto económico global o cuándo vamos a poder volver a nuestros puestos de trabajo? Es en estos momentos donde los valores personales y la habilidad de vivir en el presente muestran la diferencia entre unas personas y otras.
Sin tener ninguna receta mágica, en mi opinión diré que la humildad debe ser el primer ingrediente. A esta le añadiría un poco de templanza. Sí, templanza. Ya sé que parece una palabra antigua, pero es gracias a la templanza que aseguramos el dominio de la voluntad sobre los instintos y mantenemos los deseos en los límites de la honestidad.
¿Qué más podemos pedir en estos tiempos? Diré que todavía hay mas ingredientes a esta receta, ya que todo esto coge forma en el servicio o en el para qué. La medida del servicio es servir sin medida y esto es generosidad.
Por supuesto no podemos olvidarnos de la agilidad, ya que es clave a la hora de tomar decisiones rápidas. Y por supuesto, necesita ser bien comunicada y entendida. Así, lograrás implementar la confianza de las personas en tu empresa y podrás implementar el liderazgo.
Como último ingrediente añadiré el AMOR en mayúsculas. Es decir, querer el bien del otro y no al otro como un bien. Puede que tengamos que hacer cosas que no nos gustan, pero el CÓMO y el PARA QUÉ es lo que marca la diferencia entre unas personas y otras.
Liderando en la incertidumbre requiere simplemente de nuestra mejor versión, empezando por un quiero, siguiendo con un me importáis, para desarrollar luego una serie de cualidades donde la humildad, la templanza, la generosidad, agilidad y el AMOR nos permitan recoger los frutos que hemos sembrado. Porque la verdad es que quien no siembra no recoge… Y tú ¿qué quieres sembrar en este tiempo?
Nekane Rodríguez de Galarza
Managing Director, Global Affiliates, LHH
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