Según Puertos del Estado, nuestro país cuenta con 46 puertos declarados de interés general, en los que recalan cada año más de 130.000 buques. Y en los últimos años, la capacidad y competitividad de estas infraestructuras ha aumentado con la construcción de más de 15.000 nuevos metros de línea de atraque y cerca de 470 hectáreas de superficie terrestre. Todo ello ha propiciado una apuesta por parte de este tipo de empresas por el desarrollo y la formación continua de sus trabajadores para adaptarse a las nuevas estructuras.
Por lo general, se suele tratar de una formación muy adaptada al puesto de trabajo, y con un gran componente práctico. Sin embargo, actualmente la tecnología permite llevar a cabo otro tipo de aprendizaje que puede resultar muy adecuado para según qué tipo de situaciones en el entorno portuario. Nos referimos a la “gamificación”, una tendencia que ha experimentado un crecimiento exponencial en otros sectores en los últimos años. Tanto es así que, según un reciente estudio del Institute of Electrical and Electronics Engineers (IEEE), el 85% de las tareas en nuestra vida cotidiana incluirán elementos de juego en 2020.
Principalmente, este concepto supone la introducción de elementos y principios de juego en el ámbito laboral, con el objetivo de poder generar un mayor compromiso dentro de la organización y una mejora de las sinergias entre las personas que forman parte de ésta. Es algo que, poco a poco, va llegando a los departamentos de recursos humanos de las organizaciones como una forma interesante de transmitir una serie de conocimientos a los empleados de forma amena, divertida y lúdica.
– Aumento de la motivación. Los conocimientos y conductas que se buscan producir mediante el juego pueden permanecer y ser interiorizadas por los empleados con mucha mayor facilidad, pues les ofrece un medio y una motivación para reforzar sus habilidades de forma gradual.
– Incremento de la coordinación. Permite una mayor coordinación entre los miembros de cada departamento para alcanzar los objetivos comunes, permitiendo a cada empleado conocer con exactitud qué cometido le será asignado para lograr los resultados esperados por parte de la compañía, y permitiendo un reparto de tareas que sea acorde con las capacidades y actitudes de cada persona.
– Fomento de la competencia sana. Con el objetivo de estimular la participación, es habitual la incorporación de un ranking y un premio simbólico, lo cual agrega un elemento de competencia sana a la experiencia lúdica. Además, se pueden establecer recompensas individuales y colectivas, no sólo por alcanzar los objetivos globales, sino también en base al rendimiento individual de cada uno de los miembros del equipo, lo que generará una mayor predisposición a alcanzarlos en el tiempo y la forma establecidos.
– Mejora de la creatividad. Al salirse de modelos más tradicionales y rígidos para encarar determinadas acciones, se fomenta que todo un equipo pueda trabajar de una manera más flexible y con mayor libertad a la hora de acometer las tareas encomendadas, generando nuevos tipos de soluciones ante iguales problemas y alcanzando unos resultados mejorados debido a la realización de nuevas e innovadoras actuaciones.
– Impulso del pensamiento estratégico. Como todos los miembros del equipo estarán familiarizados con trabajar de manera conjunta en aras a alcanzar unos objetivos marcados, se generará una mayor implicación a la hora de cumplir con los planes que se deben ejecutar, incrementado el compromiso y la interacción existentes a la hora de poder llegar a ellos con éxito.
– Estimulación de la conexión social. El juego competitivo estimula la segregación de endorfinas en los empleados, y cuando éstas se liberan, consiguen que la persona esté más enfocada mentalmente en el proceso, lo que lleva a una mejor retención del conocimiento.
– Generación de un mejor clima laboral. Debido a que el juego introduce mecanismos que contribuyen a generar una mayor unión dentro de cada departamento, permitiendo que las personas de cada equipo puedan conocerse no sólo desde el punto de vista profesional, sino también personal, se produce una mejora del ambiente laboral.
En resumen, la existencia de técnicas de gamificación en el entorno de trabajo produce un cambio de mentalidad que apuesta por la conformación de equipos, pero también por el nacimiento de nuevas formas de encarar los objetivos. Todo ello, eso sí, sin dejar de lado la cultura y los valores de cada organización, y estimulando aspectos importantes como la creatividad, esencial para la obtención de los mejores resultados.
Juan Antonio Sánchez Martín, director sectorial de Adecco Puertos
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